La psicopatología sigue siendo la brújula de la psiquiatría


November 26, 2025

A veces, cuando explico psicopatología en clase, alguien me pregunta si tiene sentido estudiarla tan a fondo cuando hoy casi cualquier concepto se puede resumir con una IA o buscar en dos minutos. Y, sin embargo, cuanto más avanza la tecnología más claro tengo que la psicopatología no pierde valor. Diría incluso que gana. 
Podemos memorizar definiciones, sí, pero la forma en la que cada clínico observa, escucha y organiza una entrevista es única. Dos personas pueden describir el mismo síntoma y, aun así, transmitir matices distintos. Ahí aparece algo que siempre me ha fascinado: la patoplastia. No solo la del paciente, sino también la nuestra. La manera en la que trabajamos, el ritmo que damos a la conversación, las preguntas que priorizamos, lo que captamos casi sin darnos cuenta. Todo eso modela la forma en la que entendemos una psicopatología y, por tanto, la manera en la que la contamos. 
Pongo un ejemplo rápido. Una IA puede enumerar las diferencias entre una alucinación y una ilusión. Perfecto. Pero esa misma IA no puede captar el temblor en la voz de un paciente cuando relata una experiencia perceptiva, ni la pausa de dos segundos antes de responder, ni la rigidez de la postura cuando se siente observado. Ese tipo de detalles no aparecen en un manual, pero guían al clínico desde el primer minuto. 
Y, aunque la tecnología nos ayude a ordenar ideas o a estudiar con más eficacia, la entrevista sigue ocurriendo entre dos personas que intentan entenderse. Por eso insisto tanto en clase en describir bien lo que vemos, en no precipitar diagnósticos, en sostener la incertidumbre cuando toca. Sin ese entrenamiento, cualquier avance técnico queda a medias. 
La psicopatología no es solo un listado de alteraciones. Es un modo de mirar. Un lenguaje común que permite que otro profesional entienda con precisión qué estamos observando. Y también es un espacio donde cada clínico deja una huella: el estilo, la sensibilidad, las preguntas que abren puertas y las que las cierran. 
Quizá por eso, justo ahora que se acerca el examen, me apetecía recordar que detrás de cada definición hay una persona intentando explicar cómo piensa, cómo siente y cómo percibe el mundo. Y otra intentando comprenderlo con rigor y respeto. 
Ojalá esta semana, mientras repasáis, la psicopatología no os parezca solo teoría. Es la herramienta que orienta la práctica clínica. Y, por mucho que cambie la tecnología, sigue siendo profundamente humana.

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